Y esa fue la hora en que las cosas cambiaron... y tal como mi reloj, por unos días mi vida pareció detenerse.
El terremoto me pillo despierta, pensé que era solo un temblor, mis padres salieron de su pieza, los sigo y se corta la luz, no pueden abrir la puerta que da al patio, y nos quedamos en el dintel entre mi pieza y el living abrazados, trataba de calmarlos diciéndoles que esto ya terminaría, mientras de fondo solo se escuchan sus respiraciones, y vidrios que se rompen (no sabíamos que era lo que se caía), la naturaleza se negó a darme la razón, lejos de terminar, el movimiento se hizo más brusco, me mareo, pero insisto en que todo pasará, beso a mis padres, era inútil, no logre transmitirles mi calma, finalmente la tierra se decidió a quedar quieta, aun para mi fue solo un temblor, los vidrios rotos resultaron ser los de unas botellas de licor, mi casa toma un olor de mezclas de vino, whisky, martini, y otros... todo empezaba a oler a el día después de una fiesta desenfrenada.
Los celulares en primera instancia sirvieron de linternas, tratar de comunicarse con alguien era prácticamente imposible, solo la suerte hizo que marcara por accidente el numero de mi hermana, y por casualidad ella contesto, estaba bien...
La radio hablaba de terremoto en el sur, talca destruido, iloca desaparecido, mientras avanzaba la hora, nos enteramos que concepción estaba en el suelo.
Ya sabemos que nuestra familia en el sur esta bien, los de santiago sin novedades, mi mejor amiga paso el terremoto en el hospital, salio ilesa, mi pololo me contesta medio adormilado diciéndome que esta todo bien. Esto me tranquiliza.
Pasamos todo el resto de la noche en el patio, fumando, mi madre escuchando la radio, mi padre persiguiéndome para que me subiera al auto, y yo... seguía tratándome de comunicar con las personas que me faltaban, pero el celular dejo de funcionar, quedo totalmente sin señal.
La radio hablaba de catástrofe, al parecer lo de haiti no era nada con lo que había pasado acá... nadie pensó que el tsunami que descartaron, ya le había arrebatado la existencia a muchas personas.
Ya era sábado, pasa todo el día, logramos comprar pilas para hacer funcionar unos parlantes, escuchábamos la tragedia del sur, pero aun no veíamos nada, para mi seguía siendo un gran temblor. Tratamos de limpiar la casa como se podía, pero el piso estaba con una mescolanza de vino, polvo, vidrios quebrados... quedo limpio por 5 minutos, y nuestros zapatos hicieron el trabajo de dejar todo sucio nuevamente, mi casa no es mi casa. Vemos unas grietas en la pared, esta se separo unos cuantos centímetros del techo y de la unión con la pared del frente.
Es domingo, ya asumo que es un terremoto, aun estamos sin luz, y me empiezo a preocupar, pasan las horas y la electricidad brilla por su ausencia. Claro que en casa parece un día de vacaciones cualquiera, increíblemente almorzamos pastel de choclo y pan amasado, ponemos musica, para distraernos, ya que las noticias van de mal en peor... Llega la noche, y en la obscuridad conectamos un televisor portátil a una batería, las imágenes son horribles, de la zona costera no quedo nada... empiezan los saqueos, ya no puedo dormir, no me importan los temblores ni los terremotos, me preocupa estar vulnerable ante la gente, no ante la naturaleza.
Lunes, desde la noche del viernes, digo todas las noches, “mañana ya llegara la luz...” pero no pasa nada, es una promesa que no se cumple, en las noticias dicen que el 80% de la capital esta en la normalidad, sabemos que somos el 20% olvidado, me preocupa, ahora pasan de los muertos y desaparecidos, a los asaltos a supermercados, acá en santiago donde no hace falta comida, gente sacando plasmas y poniéndose en filas porque “escuchamos que iban a dar comida gratis”, al chileno ladrón, le entregaron la ocación en bandeja.
La cosa se pone violenta mientras avanza la tarde, estoy en el trabajo, hablan sobre el terremoto, pero yo aun pienso en la luz... se que no me espera nada bueno.
Termina mi turno, son las 00:15 de la noche, salimos de mi trabajo camino a casa, nos acercamos a mi sector, y esta obscuro como un pozo... el chofer se asusta a lo lejos ve fogatas, nos vamos por otro lugar, fue peor, toda mi calle, tenia fogatas en cada una de las entradas a los pasajes, con gente rodeándolas, con palos o cualquier cosa que sirviera de arma... sus caras... era gente desconocida, dispuesta a “defender” la cuadra... Pasar por el lado de ellos, fue como ver un extracto de las películas post guerra, esa expresión indescifrable, de odio y angustia, cansancio y temor, algo tiznados por el humo...
Inesperadamente, en casa no sabina que pasaba afuera, y lo ven como algo positivo, después de un rato me acuesto, abatida, pero con muchísimo miedo.
Martes... ya no tengo esperanza de tener electricidad, llego al trabajo angustiada, cansada, mareada... busco en internet que pasa en las comunas donde aun no tenemos luz, y sobre todo en las que no tienen agua, múltiples rumores de bandas que roban las casas hacen que los vecinos se organicen tal como lo vi en mi casa la noche anterior, finalmente me entero porque lo hicieron, en la calle principal, asaltaron algunos negocios, y quisieron entrar a una casa, los tipos solo arrancaron porque los vecinos reaccionaron... en las noticias siguen diciendo que santiago vuelve a la normalidad, que no hay robos en las residencias, que ya la luz esta prácticamente restablecida, nos olvidaron... realmente nos olvidaron, no les servimos, da lo mismo que nos matemos entre nosotros, no vale la pena que una patrulla de carabineros de vueltas... no somos nadie.
Salgo antes del trabajo, se que nadie me ira a dejar a mi casa son la experiencia anterior, sabiendo que aun estamos sin luz.. las fogatas son aun mas grandes, se siente mas gente dando vueltas, el olor a fuego y mariguana me marea, quiero que todo acabe... no doi mas... me acuesto solo para mirar la luz de la vela, para pensar que no pueden dejarnos 5 noches a la deriva, pasa la madrugada entre ruido de helicopteros y balazos, carreras, y quebrazon de palos para alimentar la fogata, el temblor que siento a las 3 de la mañana poco importa.
Son las 6:10 a.m de miércoles y por fin mi pieza se ilumina! Miro al patio, el farol alumbra parte del jardín, en la calle se escucha a la gente que se dispersa, suena musica... prenden sus radios... muchos se han dado cuenta, aun el aire tiene olor a fogata, mi respirar es toxico, pero aun así siento alivio.
Hoy veo las noticias, y ya no quiero ver mas, no quiero saber del tema... Aun estoy cansada, tiritona y no por los temblores, la angustia de estos últimos días no se ha ido... la tensión... ni la radio, ni la tele ayuda a que me sienta mas tranquila.
Claro que tengo una enorme rabia, todos se desviven por el sur, claro que necesitan ayuda, pero se olvidan de la gente de su propia ciudad, no es necesario viajar mas de 100 kilómetros para ayudar, aun en santiago tenemos gente sin luz ni agua, gente que no duerme de noche para cuidar sus casas, y de día tiene que trabajar, gente que no puede tomar un vaso de agua cuando tiene sed, gente que no tiene el alumbrado publico funcionando para que resguarde su sueño. Porque siempre queremos hacer grandes obras, olvidándonos de las mas pequeñas? Aguante a la gente que aun en nuestro santiago sigue pasando noches de angustia como las que pase yo, aguante a la gente que espera ansiosa a que les den agua... aguante a aquellos que arriesgan su vida, y salud mental por cuidar su casa y la de sus vecinos sin esperar nada a cambio.
A mi el terremoto no me afecto en nada... pero la obscuridad me costo la calma... y aun me la esta cobrando.
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